Con el signo de Libra como protagonista en estos días, no hay tema que sea más importante que las relaciones personales, en donde los libranos son expertos en armonizar, complementar y preocuparse por el bienestar de su pareja o de su asociado.
Si las relaciones fueran sencillas, entonces: a) ¿Por qué ha subido la estadística de divorcios en el mundo y los jóvenes prefieren casarse mayores, hasta sentirse seguros o realizados? b) ¿Por qué las relaciones entre padres e hijos han cambiado su dinámica, y en algunos casos los llevan a diferencias irreconciliables? c) ¿Porque socios y asociados optan por liquidar sus contratos societarios en los juzgados?
La respuesta es bien sencilla: ¿Como podemos entender a nuestra pareja, padre, madre, hijo o asociado, si no nos conocemos a nosotros mismos? Atendemos extensas y costosas terapias, y buscamos apoyarnos en asesores y amigables componedores, esperando de ellos una fórmula mágica de entendimiento, que además nos otorgue la razón. Es bien claro que todo lo que nos hace falta es conocernos y conocer a nuestros semejantes, evitando el caos que imposibilita partir de una muy clara posición, la que al final dejamos al azar, atendiendo un ejercicio costoso y doloroso de prueba y error.
Lo increíble de todo esto es no considerar herramientas de extrema velocidad y precisión para obtener este entendimiento desde nosotros mismos. En Astrología, reconocernos nos toma un par de horas de consulta, entender a nuestra pareja, hijo o socio toma otra consulta, y conciliar entre nosotros otra. En seis horas de trabajo podemos tener suficiente claridad de quienes somos, y de cómo plantear las reglas del juego en nuestras relaciones. ¿Algo más rápido y práctico que esto?
En una Carta Natal podemos identificar como amamos y que esperamos de nuestra pareja, como percibimos a nuestros hijos y como a nuestros asociados. Existe una Carta Astral llamada Sinastría, que permite comprar a dos personas entre sí, cada uno desde su propia perspectiva personal. Todo en velocidad.
Por ejemplo, cada uno de nosotros, como todo el Universo, se compone de los cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. De acuerdo con las posiciones planetarias, la identificación de la proporción de estos cuatro elementos en el individuo permite entender en términos objetivos su acción, estructura, entendimiento y emocionalidad, y como atender sus debilidades con las fortalezas del otro. Entrando en un dedicado proceso, podemos identificar desde cada Carta Natal la detallada observación de cada individuo a su esencia, y cómo perciben sus sentimientos, emociones, comunicación, afectividad y acción. Entender cuales son sus fortalezas y debilidades, cual es su tarea evolutiva, y cuales son los conceptos de su generación para cambiar el mundo, conciliando abiertamente sus propósitos comunes y complementarios.
Si esperas que tus relaciones y procesos asociativos se resuelvan con solo voluntad, y por arte de magia, estas bien equivocado. Ponle un poco de sentido común astrológico desde el amor incondicional, y verás que todo se resuelve.
Será un placer servirte. Con cariño.