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El Equinoccio de Primavera.

El Equinoccio, el momento del año en donde el día y la noche tienen su misma dimensión, y en donde el Sol alcanza su máxima perpendicularidad, es un momento mágico, que sólo puede repetirse una vez más al año, en el Otoño. La llegada de la Primavera en el Hemisferio Sur, el pasado 23 de septiembre, cuando el Sol entró en el signo de Libra, se convirtió para mí en una experiencia única y maravillosa. Habiendo sido invitado a participar en la ceremonia mixta del Equinoccio de Primavera en la Guaca de Santa Catalina, compartí el círculo mágico de la familia con una treintena de personas, a quienes no conozco, pero reconozco de corazón. Awilulu, la sabia y hermosa mujer medicina, en compañía de mi querida Kanaj Pacha, dirigió con inmenso amor esta especial ceremonia con inmenso amor, pues entiendo que es su ceremonia de despedida, previo a su próximo viaje de seis meses de peregrinación. Durante la iniciación de la ceremonia, fui honrado al ser designado el Guardián del Fuego, el centro del hogar, y el espacio sagrado de ofrenda. La ceremonia tiene una dinámica y unos componentes muy precisos y particulares: Primero, el saludo a los cuatro elementos, representados en los cuatros puntos cardinales, y en sendas manifestaciones de espíritus de animales sagrados. Luego, cada uno de los asistentes se presenta ante la tribu, honrando sus ancestros y contando su expectativa personal de la ceremonia, terminando con una sola palabra resumen, que repetimos en señal de reconocimiento y aceptación, sin juzgar. Más adelante viene la ofrenda, un momento de profunda meditación personal, en donde se resume ese lastre de recuerdos y residuos emocionales que ya cumplieron su propósito, y que terminan presas de las brasas del fuego central, extinguiéndose finalmente. Por último, el recorrido a la Guaca y la renovación de propósitos, en un solo y fuerte grito positivo y comprometido, lleno de convicción y de Fé. Ya al final, en sentido contrario, vuelve la dinámica de la palabra en el sentimiento y agradecimiento de cada uno, cerrando así el abierto círculo, con la esperanza grupal de reencontrar nuestro corazón en la siguiente experiencia del próximo ciclo, el del Solsticio de Invierno. Y en el Solsticio todo vuelve a empezar, un momento mágico….

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