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Reencuentro Astrológico con los hijos. La Sinastría.

Las vacaciones son una muy buena época para pasar con nuestros hijos, y de paso reconocer que tanto estamos conectados con ellos. Una joven madre, algo preocupada, me escribió por What’s App para contarme que en la playa habían hablado de mi servicio, y para consultarme si podría ayudarle a entender mejor a su hijo. El tema es que su hijo aun no cumple sus tres añitos.

Le dije que, por supuesto la puedo ayudar, pues la Astrología permite identificarnos desde el mismo instante en que tomemos nuestra primera bocanada de aire, conectándonos con el universo en nuestro propósito de evolución espiritual.

Atendimos su consulta desde dos apreciaciones: Primero identificamos las cualidades energéticas (el diseño y herramientas) de su hijo a través de la lectura de su Carta Natal. Allí vimos cómo funciona su apariencia, expresión y personalidad. La manifestación de sus sentimientos y emociones. Su comunicación e inteligencia. Su vocación, destino y reconocimiento social. La atención a su salud y nutrición, y una pincelada de identificación generacional con sus contemporáneos. Lo más importante, identificamos su percepción individual y muy distinta del padre y de la madre.

Luego pasamos a la Sinastría, que no es otra cosa que una carta comparada entre dos cartas natales, en este caso la suya y la de su madre. En un rápido proceso logramos centrarnos en observar cómo funcionaba la comunicación, la manifestación afectiva, y sus respectivas apreciaciones de individualidad y asociación.

Después de una consulta de casi dos horas, sentí un fuerte abrazo, que expresaba el agradecimiento por la labor realizada a satisfacción. Habíamos logrado el objetivo, sin esperar a crecer, sin consultas que lleven meses, y sin que cada uno identifique su propia circunstancia de vida. Es un proceso maravilloso.

Esta semana tengo una consulta siempre distinta, en donde los padres están preocupados por identificar mejor la vocación profesional de su hijo, antes de empeñar su fe y patrimonio en una costosa universidad en el exterior. De paso seguramente me preguntarán como hacen para entenderlo en sus locuras, de las que no están muy de acuerdo (como nuestros padres solían decir de nosotros, ¿no?).

Los Queros. Maravillosa experiencia personal.

 

Estaba en la Plaza de Armas de Cusco, hablando con Guillermo, a quién no le entendía muy bien lo que me estaba diciendo. Finalmente le entendí que lo esperara, que había un inconveniente. Un par de horas más tarde llegó, me dio un abrazo y me explico que se había perdido la oportunidad de ir hasta la aldea por razones de transporte, pues las combis no llegaban y tocaría pedir un expreso que finalmente costaría 10 veces más. Hasta ahí me llego la ilusión con la que había viajado, pues en una lectura del agua mi querida amiga Silvia me dijo que era importante verme con los Queros, que me andaban llamando. Me dijo Guillermo que no me preocupara.

Al día siguiente lo llamé como quedamos. Nos volvimos a ver en la Plaza. Me trajo un chullo de esos de verdadera alpaca, y me dijo que tenía plan para nosotros. Vamos a hacer despacho, me dijo. Nos subimos a la combi, y nos bajamos en la mitad de la carretera, para subir a pie por la montaña. En una explanada me dijo que aquí era. Me explico que como no pudimos ira a la aldea, me iba a compensar con la ceremonia del despacho, en donde esperaba hacerme una buena limpieza energética y llenarme de buenas cosas. Pensé que, como en la palabra, me despacharía rapidito, pero así no resultó.

Fue una dedicada y maravillosa ceremonia que tomo un largo y dedicado proceso para la elaboración de la ofrenda, pedir permiso a los Apus y dedicarme en exclusiva todo el cumulo de frases, deseos y buenos propósitos. Me sentí muy en paz en ese espacio, y agradecidísimo por su dedicado servicio.

Quedamos de vernos de vuelta en Cusco para visitar la aldea, cosa que no pienso perderme, pero acordamos vernos primero en Lima, para atender a quien lo necesite. Quedé de organizarle un grupo de gente interesada en conocer mucho de su filosofía llamada cosmovisión andina, y de aprovechar la oportunidad de tener de primera mano a Guillermo, como esencia de una comunidad que se considera como los únicos sobrevivientes directos de los Incas.